miércoles, 23 de marzo de 2011

Las elecciones en la provincia y la batalla interna del Frente Progresista




ALGO MAS DE UN AÑO ATRÁS NADIE EN EL FRENTE PROGRESISTA DE SANTAFE  PENSABA EN UNA RESURRECCION DEL PERONISMO EN LA PROVINCIA,  Y MENOS DEL KICHNERISMO. A PARTIR DE ESA SEGURIDAD SE DESATO LA INTERNA POR LAS CANDIDATURAS DESDE GOBERNADOR PARA ABAJO Y HOY LA COALICION OFICIAL ES UN TEMBLADERAL

LAS ELECCIONES EN LAS PROVINCIAS POR EL EFECTO CRISTINA SE ADVIERTEN EN EL MAPA DEL PAIS Y TAMBIEN EN SANTA FE

Este proceso que se inicio con la muerte de Néstor Kichner y el liderazgo que la presidenta ha incrementado en grandes porciones de la sociedad, incluso en la clase media, y particularmente en la juventud,  está haciendo replantear en la oposición, el sistema de alianzas, no solo en el orden nacional, sino particularmente en las provincias como en el caso de Santa Fe. donde el internismo sacude a la coalición gobernante a extremos inquietantes. Tanto, que a pesar de que las necesidades por razones de supervivencia. obliga  a sus dirigentes a manifestaciones de fe en la continuidad  de una alianza que hace agua por todas partes, están también los que con  preocupación siguen el desarrollo y el tono de la lucha interna. 

Una batalla donde nadie sabe cuales son las propuestas o las diferencias entre uno y otro. Si en cambio los cuestionamientos y descalificaciones personales.  Un escenario en donde aparece un gobernador que sale a jugarse a todo o nada por su candidato con el objetivo de continuar manejando el aparato administrativo provincial sembrado de funcionarios de su sector. Al mismo tiempo presiona por el triunfo de Bonfatti y sumar el voto de los sectores con los cuales coquetea para llegar a un Frente Nacional con su nombre como candidato

De esta manera, con esta postura bipolar acentúa cada vez mas sus diferencias con su socio mayoritario a quien prácticamente le cerro los caminos de la alternancia en el gobierno de la provincia. Un dato que se traslada a nivel nacional  descolocando a la UCR, al instalar la posibilidad de un  Frente con el sector de Pino Solanas, a sabiendas que el 
radicalismo no aceptara jamás a un candidato que no sea de ese signo, y que a su vez el cineasta ha manifestado estar ubicado en las antípodas del partido centenario.

Por este motivo y porque crujen las estructuras opositoras los episodios rupturistas crecen. Atrás, por ejemplo, parecieron quedar atrás los encuentros donde se asistía a demostraciones de mutuo cariño entre Alfonsin y Binner. Incluso el radical invento una excusa y no estuvo en el conclave de Rosario que sumo al gobernador, Solanas Stolbirzer y a Juez, entre otros. Imposible de esta manera pensar en un Frente que sume a todos, salvo que armen otra Unión Democrática.

Pero basta un botón de muestra de como se va perfilando la relación de los partidos o sectores que integran el Frente Progresista, si se observa la manera en que se da batalla y a que tono se llega en la confrontación. 

Citamos un ejemplo al azar. De las tantas que aparecen en los medios, como el caso del precandidato por el Frente Progresista en la lista de Antonio Bonfatti, el actual diputado Antonio Riestra. quien acuso al actual Intendente y precandidato a gobernador por la UCR, de “utilizar el aparato municipal para perjudicar a sus adversarios políticos” Y como para que no queden dudas de lo que afirmaba le dijo con todas las letras que “después de empapelar durante tres meses la ciudad con su cara ordeno a las cuadrillas de obreros municipales retiren solo los pasacalles de sus opositores”.

Vale la pena reiterar que tanto Riestra como Barletta, que a su vez lleva como compañero de formula al diputado Comi, hombre de confianza de Elisa Carrio, integran la alianza que gobierna en Santa Fe.

LAS ELECCIONES PROVINCIALES Y EL EFECTO CRISTINA,

Si para el gobierno nacional meses atrás la epopeya de una victoria en Santa Fe era casi impensada, y utópica en el 2009, hoy se ha convertido en una posibilidad real a partir del liderazgo presidencial, y de la incapacidad opositora, no solo para articular alianzas


Catamarca y Chubut son ejemplos. Dos o tres meses atrás en estas provincias la ventaja de los oficialismos ( UCR y Peronismo Federal) superaban el 20 por ciento al FPV. Incluso, y al margen del. resultado final después del bochorno del escrutinio, la excelente elección de Eliceche después de la visita de Cristina, adquiere aun mayor relevancia si se observa el alto nivel económico de Chubut


El virtual empate electoral en Chubut producido luego de la victoria kirchnerista en Catamarca y antes de los probables triunfos oficialistas en Salta y Tierra del Fuego, empuja a toda la oposición a replantear su sistema de alianzas. 

Al margen de los efectos provinciales concretos, las dos primeras elecciones confirmaron la vigorosa tracción nacional que ejerce Cristina Fernández de norte a sur del país.
El precandidato presidencial de la UCR, Ernesto Sanz, viene instando a sus correligionarios a producir una amplia alianza antikirchnerista porque cree que en el marco actual será muy difícil ganarle al oficialismo. 

Por su parte, el vicepresidente Julio Cobos llamó una vez más a deponer la preinterna para definir en cambio al candidato radical “por consenso”, para lo cual ofreció un “renunciamiento”.  Más allá de ver la oportunidad de bajarse del caballo, Cobos también presiente que tal como están las cosas, los radicales no podrán derrotar al kirchnerismo.

El precandidato Felipe Solá  cree que la preinterna del Peronismo Federal a la cual renunció Mario Das Neves tras el empate técnico en su provincia, está en “terapia intensiva”, ya que sólo quedan anotados el ex presidente interino Eduardo Duhalde y el puntano Alberto Rodríguez Saá.  Pero las encuestas indican que ninguno de los dos puede hacerle cosquillas al kirchnerismo. 

Tanto Solá como Francisco de Narváez redoblaron después de Chubut sus deseos de marchar en octubre junto a Mauricio Macri, quien sigue con muchas dudas en su proyecto presidencial.

En suma, las dos mayores fuerzas opositoras vienen dando señales concretas de que en este contexto no creen factible desalojar del poder al oficialismo. Acusan de triunfalismo al gobierno, pero exhiben un cierto desánimo que no llega a derrotismo, pero admite lo que preanuncian las encuestas. 

Si dos resultados adversos en provincias que no suman el 2% del padrón nacional promueven cambios en el tablero electoral, nuevos éxitos kirchneristas podrían hacer saltar las piezas por el aire.

Tal vez se marche en octubre a una elección nacional con tres tercios: una alianza de centroizquierda liderada por el kirchnerismo, otra de centroderecha comandada por el macrismo y una tercera de centro, encabezada por el radicalismo. Por afuera –a izquierda y derecha- habría fuerzas menores que potenciarían la dispersión opositora que favorece al gobierno.
En ese marco, el electorado antikirchnerista elegiría a uno de los candidatos como el principal opositor, lo cual produciría una disputa polarizada entre dos fuerzas. Si el más antikirchnerista resultara Macri, los argentinos serían convocados en octubre a una elección en la que deberían votar  por la profundización del proyecto nacional o por la reposición conservadora

Las Madres de Plaza de Mayo y su vigencia politica


MEMORIA ACTIVA

LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO SIMBOLIZAN EL DERECHO A LA VIDA Y A LA LIBERTAD, PERO TAMBIEN A LA LUCHA POR UNA SOCIEDAD MAS JUSTA

La nota de Silvina Friera  para Pagina 12, expresa en toda su dimensión el coraje de esas queridísimas “locas” como la descalificaba el poder militar, y que,  en no pocos casos también hoy es utilizado por sectores políticos porque en gran medida “ellas encarnan el vinculo entre derechos humanos y rebelión. La expresión de Ulises Gorini, en su libro “La rebelión de las Madres” ubican en toda su dimensión a esas mujeres que a 35 años de la dictadura militar siguen teniendo plena vigencia en la vida política nacional, mal que les pese a aquellos que se sienten horrorizados por el puñado de verdades que no vacila en gritar con el puño cerrado, Hebe de Bonafini. La nota de Silvina es una radiografía del libro de Gorini, y vale la pena no solo su lectura, sino también acceder a esa obra de monumental investigación periodística.


“Qué coraje tuvieron esas queridísimas “Locas”. Sí, con mayúsculas. El apelativo –descalificación moral y psíquica del poder militar lo adoptaron como “nombre de guerra”. Qué coraje infinito tienen. Conviene plantar banderas verbales en presente; el pretérito fermenta mal. Le quita a la lucha ese lubricante político-emocional ineludible a la hora de captar lo que representan las Madres desde hace más de tres décadas –para precisar, desde el 30 de abril de 1977–. Ni los secuestros de su principal impulsora, Azucena Villaflor de De Vicenti, y de otras dos mujeres, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga –gestoras decisivas, ni los sucesivos ataques de la dictadura lograron amedrentarlas ni correrlas de la Plaza de Mayo.

Ese emblemático espacio público que eligieron para escapar del laberinto que implicaba peregrinar inútilmente por despachos oficiales, cuarteles, iglesias y juzgados, donde sistemáticamente todas las puertas se cerraban. Los esfuerzos individuales por buscar información sobre sus seres queridos desaparecidos se agotaban al mismo tiempo que chocaban con la férrea estructura del Estado terrorista. No querían ni podían quedarse quietas. A fuerza de poner el cuerpo juntas –todos los jueves a las 15.30–, esas mujeres que desafiaron el terror se transformarían pronto en “un nuevo hecho maldito” para los sectores dominantes del país. Fueron, son y serán protagonistas principales de la política nacional. A 35 años del golpe militar, el matutino Página/12 reedita dos libros monumentales –por la extensión, el aporte y el enfoque que indagan en el surgimiento de este movimiento social de mujeres, uno de los más singulares del país y del mundo. Se trata de la excepcional Historia de las Madres de Plaza de Mayo, escrita por el abogado y periodista Ulises Gorini. Mañana, en el Día Nacional de la Memoria, se lanzará el primer tomo, La rebelión de las Madres, 600 páginas que abarcan de 1976 a 1983, prologado por Osvaldo Bayer. El segundo, La otra lucha (1983-1986), aparecerá el domingo 3 de abril

Como plantea Gorini en la introducción de La rebelión..., primer ladrillo fundamental que los lectores podrán comprar a 34 pesos, el conflicto esencial acuñado en el mito de Antígona parece reencarnar en los primeros pasos de ese puñado de mujeres indómitas. “El enfrentamiento entre Creonte, el rey de Tebas que ordena que el cadáver de Polinices, hermano de Antígona, permanezca insepulto en castigo por su ataque al poder, y Antígona, que intentará enterrarlo en cumplimiento de un mandato familiar, ‘cuya vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre’, representa la colisión entre la razón de Estado, que requiere una condena ejemplificadora, y la razón fundada en el lazo de sangre, que se justifica como una ley que se remonta a los orígenes de la humanidad. La dialéctica entre lo público y lo privado, entre la política y la familia, entre la vida y la muerte que se manifiesta en aquel mito, se repite de otra forma –pero sustancialmente igual en el surgimiento de este movimiento de mujeres, en la segunda mitad de los años ’70, a fines del siglo XX, como respuesta a la desaparición forzada de sus hijos, perpetrada por el terrorismo de Estado.”

Exhaustiva y brillante resulta la faena de Gorini. Durante más de una década investigó sin dejar ningún cabo suelto. Consultó numerosas fuentes, examinó documentos secretos de la dictadura, revisó con lupa los diarios y revistas de la época, acopió material fotográfico y fílmico, contó con el valioso archivo de las Madres, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Comisión Nacional Sobre Desaparición de Personas (Conadep) y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Pero también revolvió archivos personales y sumó el trascendental testimonio de las protagonistas, como Hebe de Bonafini, Nora de Cortiñas, María Adela Antokoletz y María del Rosario Cerrutti, entre tantas otras. El abogado, docente y periodista especializado en derechos humanos no se conformó con volcar el cúmulo de información obtenida a través de una prosa amena y fluida. La rebelión..., publicado por primera vez en 2006, dista de ser un relato histórico pasteurizado por las buenas intenciones. Hay, en la arquitectura del libro, en la razón de ser de esa escritura, un andamiaje teórico complejo que abreva en la antropología, la psicología, la sociología y la economía. Desde el intento de componer una narrativa hasta entonces no escrita, Gorini ensaya, articula hipótesis, encara la cuestión a partir de una dimensión integral. El primer tomo –el segundo también navega mejor en las aguas del ensayo que en el río de la mera historia. De entrada deja sentado que las Madres son un movimiento social de resistencia, una fuerza política. Aunque al principio ellas no se concibieran a sí mismas como un nuevo sujeto político, como un movimiento.

–¿Qué significado tiene la reedición de su libro a 35 años del golpe?

–La reedición está en relación con lo que representan las Madres en la escena política, de la cual nunca han estado ausentes, como verdaderas protagonistas de primer orden de la política nacional. Un simple repaso de los diarios de estos últimos 34 años nos demuestra que esto es así. Las Madres nos aportan, además de su dignidad y su modelo de rebelión, su extraordinaria originalidad política. El pasaje de la búsqueda individual del hijo propio hacia la lucha colectiva contra el aniquilamiento de la oposición política, en especial de los sectores más indóciles y radicalizados, es un recorrido que no tiene precedentes en la historia argentina y mundial. El sentido transformador de la maternidad, que rompe con las formas individualistas, patriarcales y burguesas, para proyectarse en un nuevo tipo de maternidad socializada y altamente politizada tiene un valor de enorme creatividad.

–En la presencia constante de las Madres, además de otros organismos, está la cifra de este presente en el que se llevan a cabo numerosos juicios por las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura.

–Las Madres simbolizan no sólo la demanda de justicia sino un concepto amplio de los derechos humanos: el derecho a la vida y la libertad, como principio, el despliegue de todos los derechos que hacen a la dignidad de los seres humanos como horizonte. El tema del procesamiento del genocidio no es un camino ya acabado o pronto a finalizar. El avance en los juicios contra un importante grupo de genocidas es un gran paso en esa dirección, que debe continuar con, por ejemplo, el enjuiciamiento de los personeros de los grupos económicos y sociales que fueron parte del soporte mismo del genocidio. Igual responsabilidad criminal que a los ejecutores directos del exterminio les cabe a quienes concertaron con ellos el plan económico de la dictadura. Deben ser juzgados, tal como lo postuló el abogado Carlos Slepoy. Pensar que la política económica de Martínez de Hoz no tiene que ver con el genocidio y que Martínez de Hoz y los integrantes de los grupos económicos que lo apoyaron y se beneficiaron con sus políticas no tienen una responsabilidad penal no es sólo una ingenuidad sino una distorsión histórica. Pensar que Videla es responsable y no lo son los titulares de los grupos económicos y las empresas que lo avalaron y que las políticas económicas de Martínez de Hoz no han sido parte del genocidio sería un grave error: sería dejar intacto el huevo de la serpiente. El camino de la justicia todavía tiene un largo trecho que recorrer y no es un camino sin riesgos, como lo demuestra tanto la desaparición de Julio López cuanto la existencia de sectores políticos indiferentes o directamente opuestos a la necesidad de hacer justicia.

–¿Por qué desde el título del libro pone el énfasis en la palabra rebelión?

–Las Madres simbolizan un concepto amplio de los derechos humanos, que involucra el derecho a la vida y la libertad, pero también el derecho en general a una sociedad más justa, e incluso a la resistencia, a la rebelión, para alcanzarla. La idea de la rebelión vinculada con los derechos humanos es algo que casi no se menciona en relación con las Madres o con la teoría de los derechos humanos. Existe una idea positivista y liberal de los derechos humanos que, en el mejor de los casos, los concibe como una declaración, una serie de artículos en la Constitución, o cosas por el estilo, y no dice una sola palabra sobre la forma de hacer efectivos esos derechos. El capitalismo deja librada la programática de los derechos a la libre empresa y la libertad de mercado. En consecuencia, se transforman, en el mejor de los casos, en derechos meramente declarativos. Frente a esa hipocresía, las Madres, al igual que lo hicieron frente al terrorismo de Estado, vinculan la defensa de los derechos humanos con el derecho a la rebelión. Las Madres son la encarnación misma de ese vínculo fundamental entre derechos humanos y rebelión.

–En sus libros aborda la lucha de las Madres bajo la dictadura y durante los primeros años de la posdictadura. ¿Qué opina de lo que ocurre con las Madres a partir de 2003?

–Estábamos acostumbrados a ver a las Madres permanentemente en la oposición y en la crítica al poder desde las posiciones más duras. Pero a partir de 2003 hay un cambio fundamental en relación con el poder, o cuanto menos con el nuevo gobierno, representado por Néstor Kirchner. Este cambio se explica por procesos internos del movimiento de las Madres, pero también por posiciones políticas del gobierno de Kirchner. Es innegable que con la anulación de las leyes de amnistía, entre muchos otros hechos, Kirchner apuntó directamente al corazón de las Madres y ellas respondieron positivamente frente a este giro. Hay que tener en cuenta tanto de dónde veníamos –impunidad y neoliberalismo a rajatabla y luego crisis del 2001–, cuanto las diversas perspectivas que se abrían para el país en relación con los diversos proyectos políticos que se enfrentaban. En esa encrucijada, las Madres representaban un factor clave. No podemos soslayar el enorme valor simbólico que tienen para la política argentina. Desde su surgimiento este grupo de mujeres adquirió un enorme significado ético y político, primero al constituirse en el punto de partida de una resistencia que permitió cambiar las previsiones que los genocidas tenían para la Argentina y enfrentar luego las claudicaciones de la etapa posdictatorial. Es decir, el valor simbólico reside en ser el punto inicial de otra política y de otro país, basado en la dignidad que había sido mancillada por los golpistas y abandonada por sucesivos gobiernos constitucionales. Después de la crisis del 2001 –que es la crisis de la política, la economía y la sociedad en su conjunto, tal como había sido modelada desde mediados de los setenta, pasando por la dictadura, hasta la llamada etapa de transición, se pone en evidencia con mayor claridad el valor simbólico que las Madres tienen para una reformulación profunda de la sociedad y, si se quiere, para una relegitimación de la política.

Las Madres –lo han demostrado jamás permitirán que el huevo de la serpiente permanezca intacto. “Desconocer la importancia de los juicios, sosteniendo que es una cuestión del pasado o algo meramente oportunista, o establecer una diferencia entre los juicios y los ‘derechos humanos de hoy’, como si se pudieran separar ambas cuestiones, es desconocer la relación dialéctica que hay entre el pasado y el presente, y entre genocidio y estructura económica, social y política –subraya Gorini–. Los juicios a los responsables del genocidio no sólo son un problema de justicia retroactiva, sino que tienen que ver con modelar el presente y el futuro de los argentinos. La vigencia plena de los derechos humanos implica transformar a fondo la estructura del país y acabar con aquel huevo de serpiente. Esta es la lección que surge de toda la historia de las Madres de Plaza de Mayo.”