viernes, 15 de abril de 2011

La condena de un icono del terrorismo de Estado




OPINION. Por Hernan Dearriba. Tiempo Argentino

LUIS PATTI O LA CONDENA DE UN ICONO DEL TERRORISMO DE ESTADO

La condena al represor Luis Patti es otra muestra del extraordinario momento de riqueza política por el que atraviesa el país. Mientras algunos sectores denuncian que la democracia  pasa por su punto más bajo, otros celebraron ayer la condena a perpetua por secuestros, torturas y asesinato. Quienes tienen nostalgias añoran esa época de “fortaleza democrática” en la que Patti se paseaba por los medios masivos  predicando su código de moral forjado a golpe de picana. Esos años en los que la democracia se construía sobre los huesos de la exclusión social y la destrucción del Estado. Erigido en ejemplo de rectitud, este convicto a reclusión perpetua no sólo fue elegido intendente, sino que llegó con el sufragio hasta el umbral del Congreso de la Nación. Y se desató entonces otro riquísimo debate  entre el derecho que da el respaldo del voto popular y la violación de las más elementales garantías de los Derechos Humanos. Ese círculo se cerró ayer con la sentencia para Patti, ícono del intento de un grupo de represores por mimetizarse en las instituciones democráticas para infectarlas con el virus más autoritario. No pudieron, y esta democracia se construye sobre la Memoria, Verdad y Justicia, pero también sobre la base del debate que parió a la nueva Ley de Medios y la del matrimonio igualitario. Unos creen que es el momento de mayor fragilidad institucional y, sin ningún prurito, lo ponen por escrito en documentos políticos y notas periodísticas. Otros se emocionan hasta las lágrimas por la reparación que implica un fallo judicial luego de 35 años de espera. Y lo más maravilloso de todo, es la libertad que impera para que cada uno haga lo que le dicta su conciencia sin que en ello le vaya la vida.


POR LOS DELITOS DE LESA HUMANIDAD LUIS PATTI FUE CONDENADO A CADENA PERPETUA

Por Gerardo Aranguren- Tiempo Argentino

El ex policía fue hallado culpable del secuestro de un ex diputado nacional y del asesinato de un militante peronista. Recibieron la misma pena el ex dictador Brignone, Santiago Rivero y el ex agente de Inteligencia, Martín Rodríguez.
  Los bombos de las personas que se movilizaron para la última audiencia del juicio contra Luis Abelardo Patti retumbaban ayer en el salón del Auditorio Hugo del Carril de José León Suarez, cuando la jueza Lucila Larrandart comenzó con la lectura de la sentencia a cadena perpetua contra el ex policía, quien deberá cumplir la pena en cárcel común.
Adentro y afuera, a través de una pantalla gigante, todos los presentes hicieron silencio para seguir el dictamen con atención. La primera condena fue contra Santiago Omar Rivero, el ex comandante de Institutos Militares de Campo de Mayo, quien fue sentenciado a prisión perpetua. El auditorio estalló en aplausos. Luego reinó el silencio, hasta que la jueza, titular del Tribunal Oral Federal N° 1 de San Martín, lo nombró a Patti, a quien sentenció a perpetua por haber secuestrado y torturado al ex diputado Diego Muniz Barreto y su secretario Juan José Fernández, y por el secuestro, torturas y homicidio del militante peronista Gastón Gonçalves. Siguieron los anuncios de las perpetuas para el ex dictador Reynaldo Bignone y el ex agente de Inteligencia del Ejército Martín Rodríguez. También dictó seis años de cárcel contra el ex comisario de Escobar, Juan Fernando Meneghini, el único de los acusados que eligió permanecer en el recinto durante el veredicto.
La máxima pena para Patti llevó alivio al público, pero sobre todo llevó tranquilidad a los rostros de los familiares de las víctimas, que permanecieron tensos en los asientos de las querellas: Manuel y Gastón Gonçalves, junto a Juana, Diego y Antonio Muñiz Barreto y María Isabel D'Amico, hermana de Guillermo y Luis D'Amico, ambos desaparecidos. Todos se habían sentado en fila en el lugar de las querellas y rompieron en llanto y abrazos al conocer la sentencia que durante tantos años habían buscado. 
“Al escuchar las condenas a perpetua sentí que ya estaba. Ya cumplí con mi papá, me gradué de hija y ahora me voy a dedicar a mis dos hijos, a quienes creo que les dejo un buen legado”, dijo Juana entre lágrimas. Manuel, a su lado, remarcó su alivio: “Siento que todos estos años en los que nunca claudicamos valieron la pena y de que por fin logramos algo que es para todos. Así como toda la sociedad tuvo que atravesar la impunidad y convivir con los genocidas, esto es una condena que nos excede a nosotros, es algo para toda la sociedad.” También recordó los largos siete años que mantuvieron viva la causa y aseguró que todo ese tiempo, en el que dejaron de lado sus vidas cotidianas para trabajar en el caso,  “valió la pena”.
Además de las perpetuas, el Tribunal encuadró todos esos delitos como de “lesa humanidad” y ordenó que todas las penas sean de cumplimiento efectivo en establecimientos del Servicio Penitenciario, revocando la prisión domiciliaria de la que hasta ayer gozaba Meneghini.
Patti, el único de los acusados que permanecía internado en un centro de salud, seguirá en el Instituto Fleni de Escobar hasta que se pueda hacer efectiva la prisión perpetua.
Ante la ausencia de los acusados, el auditorio estuvo repleto de familiares y miembros de organismos de Derechos Humanos. En la sala estuvieron la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, acompañando a Manuel Gonçalves, uno de los nietos recuperados. 
También estuvo una de las sobrevivientes de la Noche de los Lápices, Emilce Moler, quien identificó al nieto en 1995 junto al Equipo Argentino de Antropología Forense. 
Además, presenciaron la audiencia Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, quien fue amigo del ex diputado de la Tendencia Peronista, Muniz Barreto. “La condena me llena de satisfacción porque se trata de un peligroso homicida, aunque haya teatralizado su estado de salud”, dijo el funcionario.
Durante años, la figura de Patti fue un ícono de la impunidad. Cuando todavía no llegaba a los 25 años ya se había convertido en un represor temible, como lo comprobaron en carne propia Muniz Barreto y Gonçalves. “Que digan que participé en la lucha contra la subversión, que digan que soy un torturador; yo no lo niego. Pero no me acusen de chorro y de corrupto”, decía Patti durante los ’90.
En el juicio de ayer, el cuarto que termina en el año, según informó la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las Causas por violaciones a los Derechos Humanos, finalizó con esa impunidad y el ex comisario e intendente de Escobar se convirtió en uno más de los 204 condenados en el país por esos delitos.
“Patti fue uno de los íconos de la impunidad, trató de zafar con la inmunidad que le daba el cargo de diputado, pero no lo logró. Todavía falta otro ícono, Ernestina, pero con la misma fuerza de hoy vamos a llegar a ese caso”, sostuvo el abogado querellante Pablo Llonto, minutos después de la sentencia desde el escenario montado frente al auditorio

No hay comentarios:

Publicar un comentario