sábado, 30 de abril de 2011

La fiesta de los trabajadores como en los años felices del peronismo

LA FIESTA DE LOS TRABAJADORES COMO EN LOS AÑOS FELICES DEL PERONISMO
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

UNA CONVOCATORIA MASIVA, ORGANIZADA, A TODA FIESTA QUE NI SIQUIERA PUDiERON MINIMIZAR LOS ZOCALES DE TN Y SUS SOCIOS MEDIATICOS, CON MENSAJE DE MOYANO A TONO CON LA EXALTACION DE KIRCHNER, UN RECUERDO PARA LOS 90, LA DICTADURA     

ATRÁS QUEDO EL ENSAÑAMIENTO CON EL TITULAR DE LA CGT POR PARTE DE UNA CLASE MEDIA COLONIZADA CON UNA CULTURA DOMINANTE QUE SIEMPRE ENCUENTRA SOSPECHAS EN LOS SECTORES POPULARES, PERO JAMAS VE CORRUPCION EN LOS DIRECTORIOS DE LAS EMPRESAS O BANCOS O LOS ORGANISMOS



Por Mario Wainfeld. Pagina 12 . El clima, rara avis en la coyuntura política, adoptó una postura intermedia. No prodigó un día peronista, soleado y brillante, pero tampoco llovió, evitando aguar el festejo. La concurrencia fue multitudinaria, la organización prolija y sin fisuras. Los manifestantes llegaron, se expresaron y se fueron dejando casi sin argumentos a la Vulgata mediática dominante. Quedan siempre los conteos de micros y de choris, pero son patética explicación para la asistencia de tamaña muchedumbre. Llamarlos “militantes”, como insiste cierta prensa, es una doble flaqueza conceptual. Primero, porque arranca de menoscabar a los militantes, considerándolos una especie inferior a los ciudadanos libres (“la gente”) aquellos que, por decenas, se apersonan a los actos del rabino Sergio Bergman. Segundo, porque ninguna persona que sepa de política puede creer que nadie, ni siquiera un líder gremial como el secretario general de la CGT Hugo Moyano, congregue tantos militantes. Si contara con ellos, otro gallo cantaría. En el backstage del acto sin duda hubo organización, cuadros avezados, militantes. En la avenida 9 de Julio, le guste a quien le guste, una base social que ninguna fuerza opositora puede convocar hoy día.

El discurso se pronunció temprano, aun antes de lo previsto días atrás. La intención era prevenir desbordes y garantizar una desconcentración calma, con luz natural.

El palco, abrumadoramente masculino, también fue pensado con minucia. Moyano estuvo flanqueado por Daniel Scioli y Julio De Vido. El gobernador bonaerense era el mandatario más importante presente, con el que hay pulseadas por el manejo del PJ presidencial y las listas, pero también suficiente armonía para reconocerle un lugar de privilegio. El ministro nacional es el que tiene mejor onda con la cúpula cegetista.

En la primera fila, dirigentes sindicales alternaban con ministros, mientras Pablo Moyano quedaba al lado del referente de La Cámpora, Andrés “El Cuervo” Larroque.

Las demandas públicas y conocidas se hicieron oír, sin estridencias ni demasías. No hubo apriete, hubo política

LA DEMONIZACION DE MOYANO, LA FIESTA DE LA ARGENTINA BARBARICA DE LA 9 DE JULIO Y LOS QUE TIENEN LA PROPIEDAD PRIVADA DE LA MORAL PUBLICA, PERO NO SE OCUPAN DE LOS DIRECTORIOS DE LAS GRANDES EMPRESAS, BANCOS U ORGANISMOS FINANCIEROS INTERNACIONALES


Por Luis Bruschtein. Pagina 12 Como dice Vargas Llosa, el nivel de barbarie en el que está sumida la Argentina surge de manera ostensible si comparamos que en el mismo día de ayer las masas británicas se convocaron para festejar alegre y civilizadamente una boda en su familia real, en la monarquía que los adorna, mientras que aquí en esta Argentina barbárica se realizaba quizás el acto más grande del Día de los Trabajadores que se haga en Sudamérica.

Y el acto fue encabezado por un ser demonizado por los medios, acusado de piantavotos para la clase media, enemigo del establishment y de los políticos que hacen campaña a su costo. Cualquiera que quiere posar de prócer de la ética sigue el consejo del “péguele a Moyano”. Como dijo el susodicho en su discurso: “Nos vienen a hablar de moral con la bragueta abierta”.

Tanta palabra hueca, tanto desprecio y oportunismo barato, tanta campaña para autoconvencernos de que somos deleznables, termina por generar simpatía por lo que se critica o sea, por esta supuesta barbarie que por primera vez en muchos años incluye en todos los sentidos en vez de excluir, como sucedía cuando Argentina era “civilizada”, en los ’90, en la Década Infame o en la dictadura. Y tanto encarnizamiento con Moyano lleva a pensar también que algo bueno debe tener.

El ensañamiento con Moyano tiene algo del sentido común de una clase media colonizada por una cultura dominante que encuentra siempre sospechosas las formas de participación u organización de los sectores populares. La corrupción nunca está en los directorios de las grandes empresas o de los bancos o los organismos financieros internacionales. Los “investigadores implacables” van siempre tras estas formas de expresión de poder popular. La sospecha recae siempre allí. Hay políticos supuestamente progresistas y otros no tanto que basan toda su carrera en perseguir sindicalistas corruptos, que serían todos menos uno o dos que servirían para desmentir el fondo de la cuestión, que es el antisindicalismo o el antipiqueterismo. Y no se trata de beatificar a Moyano, sino de sacar del medio esa sospecha ignorante que no tiene nada que ver con las luchas por la democratización en el movimiento obrero.

Una columna de trabajadores atravesaba ayer el barrio de San Telmo para llegar a la 9 de Julio. Los vecinos se asomaron para verla pasar y la actitud de estos buenos vecinos era como si estuvieran viendo la caravana del circo con la jaula de los monos. Entonces, uno de los trabajadores les gritó con ironía: “¡Vengan, vengan, que nos pagan cien pesos!”. La ironía del supuesto “mono” fue tomada como literal por los su

No hay comentarios:

Publicar un comentario